miércoles, 17 de junio de 2009

Bélgica (Continuación)

Una vez en el hostel aprovechamos para ducharnos, y salimos a ver un par de bares típicos y otros turísticos, nos quedamos en el más turístico, aunque no era la intención estaba bastante bueno y la cerveza parecía barata.
De hecho fue así, terminamos comprando unos vasos con forma de bota de 1 litro a 6 euros. Sin embargo la seña por si se rompían o los robábamos era de 20 euros.
Lo más gracioso de esa noche fue que conocimos a un venezolano que, como todo ser humano con capacidad para pensar, odiaba a Chavez.

En este momento estamos en una isla de Grecia llamada Santorini, es la primera escala entre Ios (otra isla griega) y Roma. Como no tomamos el único bus que había, ahora tenemos 5 horas libres y mientras dure la batería voy a escribir un poco asi nos ponemos al día. Lo que estoy escribiendo de Bélgica fue al rededor del 20 de mayo y hoy ya estamos a 15 de junio. Sigo con la historia.

Habíamos conocido a nuestro amigo venezolano que parecía que el odio a su presidente radicaba en la limitación de la cantidad de alcohol que podía comprar, pero ya sea por contrabando, regalos o alguna otra forma, él se las arreglaba para tener sus cajas de whisky en casa.
Pasamos la noche tomando nuestra bota de cerveza con el mayor de los cuidados para no perder los 20 euros de depósito, charlando un rato y escuchando las anécdotas de Jaiser (creo que así era su nombre), cuando acabósenos el alcohol emprendimos el viaje de regreso al hostel.

El segundo día en Bélgica estaría destinado a Brujas, en un primer momento también pasaríamos por la ciudad de Gantes pero por cuestiones de tiempo decidimos saltearla. Tomamos el tren de unos 13 euros ida y vuelta, trenes espaciosos similares a los internacionales, con aire acondicionado y mesas cada cuatro pasajeros. Si bien en su momento critiqué el metro europeo hay que reconocer que estamos muy alejados de sus trenes, y no sólo los de alta velocidad, este mismo tren que tomamos a Brujas, lo tomaríamos para ir a Amsterdam y alcanzó una velocidad de 160 Km/h. Lo triste es que nuestros trenes podrían alcanzar velocidades similares si las vías estuvieran en buen estado. Nuevamente recuerdo la mentira del tren de alta velocidad para llegar a Rosario y veo como el afán de pertenecer a donde no corresponde termina removiéndolos de donde sí podríamos estar.

En media hora estábamos en Brujas, nos bajamos y como ya teníamos un mapa desde el hostel, empezamos a recorrer los puntos mas importantes. Lo bueno de estas ciudades es que al ser tan pequeñas se las puede recorrer caminando y sin cansarse. Esa día entramos como a 6 iglesias, cada una con un estilo diferente, recorrimos los parques y sobre todo los canales. Brujas es una ciudad preciosa donde los canales realzan los paisajes, la separación entre los mismos es de aproximadamente 2 cuadras y la ciudad está construida teniéndolos en cuenta. Góndolas repletas de turistas los navegan, como nosotros no lo somos ni nos molestamos en preguntar cuanto salía el pasaje, en cambio compramos un poco de fiambre y fuimos a comer unos sanguchitos al lado de un río (ya no era canal), sentados en un lugar estratégico que molestaba a la gente para sacar fotos, como cuando llegamos no había nadie decidimos hacerlo en ese lugar, sin embargo con el paso de tiempo vimos pasar varios contingentes.
Después de comer seguimos paseando por los parques, e hice el mayor de mis gastos, 50 céntimos para ir a un baño. Fuimos a la plaza principal, sacamos un par de fotos, me colé en otro baño, y fuimos a un hermoso parque con molinos, un paisaje sacada de una comedia romántica, de hecho hasta tenía las típicas flores blanquitas con centro amarillo. Ema sacó sus típicas fotos y Gabi estaba muy emocionado porque podía usar el skype.

Después de visitar los parques, más iglesias y hasta una galería de arte contemporáneo, donde las obras oscilaban desde 2500 hasta 5000 euros. Emprendimos la vuelta.

De vuelta en Bruselas, fuimos al “Atomium” que es El monumento de la ciudad, y creo que del país, tiene la forma de una molécula (por eso me desconcertaba el nombre) de 150 metros de altura. De noche se ilumina y es realmente imponente. En un folleto que consiguió Gabi leyó que si se sacaba una foto haciendo la vertical con la estructura de fondo y la mandaba por mail, la iban a subir al facebook de bruselas, no se si la envió pero a partir de eso momento, en cada ciudad hace la misma foto.
Volvimos al hostel, Gabi se quedó durmiendo y ema y yo fuimos a sacar fotos a la plaza. Cuando llegamos y fue a sacar la primer foto, se quedó sin baterías, lo más gracioso es que esa debe haber sido la primera o segunda vez que salía sin su mochila donde tenía la otra batería. Volvimos. Al otro día teníamos que tomar el tren a Amsterdam.

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